Consuelo.
Hace algunos años, a raíz tal vez de mi despego, de mi incapacidad de sentir, de esa sensación de “Nadie puede acercarse a mi lo suficiente” (ya fuera por falta de interés o por que yo no lo permitía) y, como no, de mi egoísmo; luego de leer algún texto que hablaba de los karmas, reencarnaciones y fines últimos en la vida, decidí que mi misión en esta vida, (según el escrito uno solo aprende una o dos cosas por cada vida y si no aprendes la lección, la repites en la siguiente,) era aprender a amar sin esperar nada a cambio. No, no voy a decir que lo logre, no podría estar más alejado de la meta, aunque a lo largo de los años, he logrado alguno que otro acercamiento a ella, como sea, el caso es que hace unos días me di cuenta que mi fin en la vida podría ir por otro lado, aunque siempre relacionado a ello. Desde niño siempre lo supe, siempre sentí que tenia un “don” una cierta manera de mover los hilos, de convencer, de seducir o manipular, de hacer creer a las personas que mis ideas er...