Copas


Cuando mire las fotos de ese cumpleaños y los vi sonrientes, engelados y con sus poses tan posadas y repetidas una y otra vez, al punto que podría cambiar el fondo innumerables veces y al final seria la misma foto, no pude evitar imaginar la voz de Héctor que me decía; “¿Esa gente que te entrega?”
Al instante un “NADA” enorme, rotundo y categórico resonaba en mi cabeza como respuesta.
Aun así, al recibir el llamado de Cristina para invitarme a tomar unas copas en el “Vox Populi” acepte. Al fin y al cabo, me dije, debo reconocer que es gente que directamente nunca me hizo daño, o tal vez no lo vi por mi constante actitud de mono sabio de no ver el mal, no hablar el mal, no oír el mal, pero a fin de cuentas, con una vida tan rutinaria como la mía y con la firme voluntad afianzada desde hace unos días de ampliar mi circulo, acepte con un “SI” que hasta a mi me sorprendió, a tal punto que al minuto de colgar ya quería desdecirme de lo dicho.
Pensé en dar alguna excusa tonta de ultima hora, pero seria la tercera o cuarta vez que lo hacia, lo que la volvería poco creíble. También pensé en apagar mi celular, pero era una salida casi infantil, así que opte mejor, ya resignado, por meterme a la ducha y darme ánimos para salir.
No puedo decir que fueron fríos o desagradables, tampoco montaron en algarabía por mi arribo o se emocionaron hasta las lagrimas de solo verme, fue mas bien que yo era ya ajeno a ellos, que el lazo común que en algún momentos nos unió ya no existía mas y que además había pasado tanto tiempo desde la ultima vez que nos habíamos visto que tampoco había mucho tema en común que hablar, pero el ambiente fue aunque superfluo, distendido.
Al fin, tome un taxi que compartí con Sebastián, que vive a unas cuadras de mi casa y camine con las manos embolsilladas desde donde el vehiculo nos dejo hasta mi edificio con la sensación de haber vivido una noche completamente intrascendental y olvidable.
Y es que entendí que mas allá de mis ansias de rodearme de gente (cuando yo quiero), también deberé considerar con que personas me rodeo, por que el más no siempre es mejor.
Anoche quede con la extraña sensación de que pese a mi buena voluntad y a las buenas intenciones de mis contertulios, un algo con nombre y apellido faltaba entre nosotros, un algo que por mi lado y por el de ellos, a vistas de los sucesos, no volvería a estar nunca más, las cosas claramente ya no eran lo que habían sido y jamás volvería a serlo otra vez. Nuevamente nació la incógnita desde mi interior preguntando: ¿Y si hubiera sido hace un tiempo atrás?, y nuevamente acudió la respuesta del “Yo ya no soy el de hace un tiempo atrás”.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Blanca Navidad llega…

Berta

“Orgasmo” o “Fragmento de una conversación picara”