Celulares


El otro día, saliendo del trabajo tuve llamar a Francisco, como mi móvil no tenia minutos, en la estación de metro me acerque a un teléfono público y extraje de mi bolsillo mi celular con el fin de buscar el número que necesitaba marcar.
Mientras hablaba con Francisco, mis ojos juguetearon libremente por la estación. Las cajas, el guardia, el publico, los basureros y de pronto, justo al lado del teléfono desde el que llamaba, el contenedor puesto por las empresa CLARO con el fin de “reciclar celulares dados de baja y ayudar al medio ambiente”
Cual no seria mi sorpresa al ver que todos y cada uno de los aparatos donados o botados, como se quiera decir, eran mejores que el mío, que con su carcasa desteñida y si protector de pantalla roto parecía burlarse de mi desde mi mano.
Esto no hubiese pasado de ser un hecho anecdótico de no ser por que el 20 de septiembre, de viaje en Coquimbo por las fiestas patrias, al bajar de un colectivo, encontré un celular nuevo, negro, sin mensajes, fotos o siquiera un numero en el directorio al cual llamar. Honestamente creí que era un regalo del cielo, tan lindo era, pero al llegar a casa me llamaron y una vos me informo que ese era su celular; como nobleza obliga, me ofrecí a entregarlo, cuestión que hice al cabo de unos minutos, pues el aparatito era de una vecina de mi mamá.
Algo descorazonado por el hecho, lo que fácil viene, fácil se va, me volví a Santiago, pero anoche, luego de tomar unas copas con unos conocidos en el Vox Populi, la cosa se volvió ridícula, ya de vuelta a casa, al subir al taxi que compartí con Sebastián, pise algo que procedió a encenderse con luces de colores al contacto de mi pie; otro Celular.
Lo tome y me lo metí al bolsillo, total, yo sabia que se lo entregaría a su dueño, bastantes he perdido yo para saber lo molesto y frustrante que es perder no solo en aparato en si, sino contactos y fotos que la mayoría de las veces no se vuelven a recuperar, pero no podía dar fe de que si lo encontraba alguien mas haría lo mismo.
Y aquí estoy escribiendo mientras el burlesco celular desde un rincón de la mesa parece mirarme a la espera de que su amo pase a retirarlo.
Serán muchas coincidencias o alguien me querrá decir algo?

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