Noche

La noche de ayer fue agitada, mi casa, compañía, un trago (o varios), cigarrillos, una cama, una película y sexo. Gotas de sudor en la frente, respiración agitada en el pecho, espaldas arqueadas, gemidos ahogados, silencio, la ventana abierta, la brisa fresca y luego, la soledad…

Doy vueltas en la cama, no puedo dormir. Miro el teléfono, ¿A quien llamar? Me pongo de pie, cubro mi desnudes, camino a la ventana abierta de par en par. En el edificio cercano, pese a que son casi las 02:00 de la mañana, aun se ve luz de vida tras los grandes ventanales. El cielo esta estrellado, la noche tibia y yo solo. En la mesa de noche hay dos copas a media, tomo una con una mano y con la otra me llevo a la boca el enésimo cigarrillo de la jornada. El chispero ilumina la habitación y el reflejo de mi cuerpo envuelto con la toalla da le sensación de ser yo mismo flotando en el fondo estrellado de la noche santiaguina.

Me tiro de espaldas en la cama y veo el humo subiendo hasta el techo en forma de argollas, cuando la ultima de ellas se desintegra me incorporo y sorbo de mi copa. Las burbujas juguetean en mi lengua y el frío calido del alcohol me entibia más aun el cuerpo. Mis dedos juegan con los bordes de la copa mientras recorro nuevamente la habitación con pasos cortos pero seguros. Miro el teléfono de nuevo, implorante y de repente su luz azul llena la habitación, lo tomo y contesto:

_Hola??

_Ya llegue.

_Te tardaste, me tenías preocupado.

_No habían taxis, pero ya estoy en casa y estoy bien. Lo pase bien hoy, gracias.

_ Yo también

_Cuando te veo?

_No lo se, te llamo en la semana y nos ponemos de acuerdo.

_OK, buenas noches entonces.

_Buenas noches, que duermas bien.

Al apagarse la luz azul del celular todo queda en calma, el edificio cercano ya esta en penumbra como toda la ciudad. Me meto a la cama y abrazo la almohada. Ahora tengo la certeza de que todo esta bien. Santiago de noche es hermosa pero peligrosa, pero ya llego a su casa, Ahora puedo dormir…