Infancia


El viento frío del ventilador recorre mi espalda y desordena mi cabeza, mis dedos recorren el teclado y bajo el amparo de la música que no deja de sonar, los recuerdos e imágenes se agolpan en mi cerebro. Viajes en micro, desde el colegio a la casa, con la cabeza apoyada en la ventana, la mochila en las piernas y el anelo de la tasa de leche caliente con tostadas y mantequilla que me esperaban al llegar a casa en las templadas y costeras tardes de Coquimbo; los almuerzos en la casa de mi abuela, en la época en que ella me cuidaba, los aromas de la cazuela y las pantrucas (o pancutras) y mi cuchara jugueteando en el fondo del plato ya frío, esperando que me lo quiten de en frente, simplemente por que “el niño ya no quiere mas”; mi abuelo llevándonos a mi hermano y a mi a pasear en lancha o simplemente sentado al sol del patio martillando zapatos viejos o soldando alguna olla rota; las tarde de domingo en mi casa, viendo tele con mi hermano mientras nos comemos ese enorme chocolate “Safari” que mi papa sagradamente nos compraba para ver el “Chavo del ocho”; Los sábados de matine en el cine de la ciudad, donde llore y reí das desgracias y aventuras de Blanca Nieves, Mougli, Mickey, Tribilin y tantos otros; la salida mensual (cada vez que mi papa bajaba de la mina “El Indio”) a tomar onces al café “El Trébol” y a comprar algún autito de juguete con los 250 pesos que me daba de mesada; la lectura mensual de la revista “Los Pitufos”; las copas de helado, otra vez con mi abuela, en el “Bocaccio” o las historias que cada noche me leía cuando me arropaba y que sacaba de la revista “Rosita”, verdadera biblia de cualquier modista de aquellos años que se hiciera respetar; las caricias de mi madre y uno que otro cachuchazo que me dio y que nunca estuvo de mas; los moretones en las rodillas, las peladuras en los codos, las caídas en bicicleta y los juegos de pelotas, las subidas a los árboles, los sueños infantiles con mis amigos del barrio, los juramentos de amistad eterna, las primeras “palabras de hombre” empeñadas y las zapatillas peladas en la punta…La canción termina, el momento se fue, pero los recuerdos de mi infancia se quedan conmigo…

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