De libros y dentista


_Acompáñame al dentista???

_No puedo, tengo clases.

_Pucha, si entray a las siete y no son ni las cuatro y media, ya poh, vamos

_No, de verdad, tengo que ir.

Salimos del edificio, yo, chaqueta en mano, corbata suelta, ella pelo al viento y cartera al hombro. El sol brillaba.

_Oye, esta lindo el día. ¿Y donde queda tu dentista?

_ En Providencia, tomamos el metro y estamos ahí en 15 minutos.

Te acompaño si nos vamos en micro, hay lugares que aun no conozco y esta muy lindo para meterse bajo tierra.

_Ya oh, vamos.

Tomamos el micro en Compañía con Banderas. Amaya vestía rojo de pie a cabeza, todo, todo en ella era rojo: Zapatos, medias de red, vestido y cartera. Me llamaron la atención los lugares que veía a través del sucio cristal.

_Que lindo ese lado ¿Dónde estamos?

Amaya rió.

_Estamos frente a Bellavista leso. ¿No reconoces de día?

Bajamos del micro, ya no recuerdo donde, tengo pésima ubicación y mala memoria para las calles, caminamos unas cuadras, entramos a una torre, subimos unos pisos y entramos a la consulta. Como es común con Amaya y conmigo, llegamos atrasados, la hicieron pasar de inmediato y yo me quede en hojear viejas revistas de la consulta. De pronto, sorpresa, una entrevista de varias paginas y fotografías varias. No cabía en mi de asombro. Mi primera reacción fue llamar a Amaya, pero ante la situación no tuve mas remedio que esperar y leer.

Lo catalogaban como el escritor mas prometedor del ultimo tiempo, gay asumido y publico además de ABC1, estaba a punto de republicar su primera novela luego que la segunda había sido un éxito de ventas en Chile y además en Latinoamérica y España.

Se le veía feliz en las fotografías que le tomaron en la terraza de su departamento con vista al mar de la quinta región, ese departamento que yo no necesitaba ver por fotos por que hacia unos meses lo había conocido por dentro.

Amaya salio, le mostré la revista.

_ ¿Lo conoces?

_Si, es re buen escritor.

_Yo me acosté con el.

Amaya no pudo ocultar su sorpresa.

_NO!!!!!!!!!

_Si, cuando fui a viña la otra vez.

_ ¿Pero como? ¿Dónde? Cuéntamelo todo.

_No hay mucho que contar, lo conocí en la playa, nos tomamos unos tragos, y fui a su departamento. Y otra vez fuimos a cenar. Me dio su teléfono, pero no lo guarde ni le di el mío. En ese tiempo estaba mal. Realmente, cuando me dio su nombre en realidad no lo asocie a nada.

_¡Pero como! Esas amistades hay que cuidarlas. Tenemos que ir a buscarlo.

Ahora el sorprendido era yo.

_Como se te ocurre, ya ni se acordara de mi.

_Lo hacemos recordar.

Para cuando salimos del edificio el tema ya era un payaseo, Amaya maquinaba situaciones ficticias, nos infiltraba en lugares y hasta me disfrazaba para propiciar un encuentro.

_Oye ¿Qué hora es?

_Las seis.

_ ¿Y vas a ir a clases?

Mire el cielo. Se veía azul.

_No.

_Entonces acompáñame a un cajero. Te devuelvo la plata que te debo y nos vamos a tomar algo ¿Te parece?

_Bueno, pero un ratito no más, mañana tengo turno y me pasaron las llaves de la oficina.Me sonrió, le cerré un ojo y nos fuimos calle abajo. Otro viernes de aquellos estaba comenzando.

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