"No todos los caminos llevan a Maipu" o "El largo camino a casa"

A raíz de la visita de mi abuela a la casa de mi tío Manuel, en Maipú, hace unos días, yo, el defensor del progreso, me he dado un portazo en las narices y he debido reconocer, muy a mi pesar, que tal vez la rutina de los viajes colgantes en micro, esquivando guitarrazos de cantantes ambulantes, chorreado por el helado del cabro chico del asiento del lado o aferrado con dientes y uñas al barandal, para no caer producto de la loca carrera entre micros va a se, dentro de poco, un añorado recuerdo, pues, mal que mal, toda esa odisea terminaba llevándome a algún, en lugar del Transantiago, Iván Zamorano incluido, que a plenas luces y según mi experiencia, no me lleva a ninguna parte…
Era sábado y mi abuela, a eso de las doce me despierta por teléfono:
_Mijito, ¿va a venir a almorzar donde su tío?
_Si Mami, estoy allá como a las una y media,
_ ¿Sabe como venirse?
_Si, si se, no se preocupe, la otra vez fui.
_Es en el paradero 12 de Pajaritos
_Si Mami, cerca del Líder, ya se. No se preocupe, yo me ducho y me voy, nos vemos como a las una y media.
Dicho y hecho, me levante, duche, hice mi cama y salí a la Alameda con Barroso a tomar la micro, ERROR, por el Transantiago toda la Alameda, hasta Republica estaba en remodelación, y para llegar a la orilla de la calle había que esquivar tantos obstáculos como en un campo de entrenamiento militar, y todo eso para llegar al paradero, por que tomar la micro era otra cosa.
Después de esperar siglos por la primera micro que dijera “”MAIPÚ””, esta no se detuvo, un también confundido chofer me hacia señas de que le era imposible por los paraderos diferidos.
Camino cuadras, espero horas y la veo “”MAIPÚ””, la detengo, se detiene, me subo, me siento y repentinamente da una extraña vuelta, me pongo de pie, miro a ambos lados y en una esquinita de la calle por la que circulaba leo: “”MAIPÚ””. Me quedo sentado otro rato, con la esperanza de que retome el curso, la micro gira y baja nuevamente a la Alameda, respiro hondo, pero la micro sigue y baja por un costado de Estación Central, me resigno, me pongo de pie y me bajo tan rápido como puedo.
Cruzo corriendo, me acomodo en el paradero, afirmo mi banano por miedo a que me roben, levanto el dedo, paro la micro, pregunto:
_ ¿Va a Maipú?
_ Si. Me responden.
Subo, la micro parte, busco monedas para pagar, las cuento y escucho a una señora del primer asiento decirle al chofer:
_Yo voy al paradero 5 de Pajaritos.
_Ah, señora, yo no voy por Pajaritos.
Meto mi cuchara:
_ ¿No va por Pajaritos?
_ No. Voy por Errazuriz.
_ Ahhh, digo con mi peor cara de tonto mientras miro las monedas en mi mano, yo iba por Pajaritos.
Se detiene la micro, bajo, corro, vuelvo al paradero, compro un helado y otra vez a esperar…
Viene otra micro, dice en el letrero: “AVENIDA PAJARITOS”. La paro, me subo, pago, avanzo, veo un Líder y pregunto a la mujer del costado, mientras me siento más y más provinciano:
_ Señora, ¿Ese es el Líder del paradero doce?
_ No, pero esta micro no pasa por ahí, esta llega hasta el siete no mas.
Mi desesperanza es evidente, por millonésima vez bajo del micro, me planto en el paradero.
Pregunto a la próxima micro si se iba por pajaritos, aunque estando en el paradero siete era evidente, y si pasaba por el Lider y Homecenter del paradero doce. Me dicen que si. Subo, pago, me apoyo en el fierro, sudado, acalorado y cansado. Suena mi celular, la Cindy:
_ ¿Primo?
_ Cindy, voy llegando, allá les explico. Corto y veo el famoso Líder del paradero doce. Ya estoy ahí, bajo, cruzo, camino unas cuadras y entro a un pasaje.
Son las tres y media de la tarde y mi tío sale a recibirme con cara de hambre, mi prima y tía, a la que no veía hace años, me saludan, y atrás, mi Mami. Tras ellos y a paso lento se acerca, los ochenta y algo ya pesan. Me sonríe con su sonrisa calida y me toma la mano con su mano suave. Nadie se atreve a preguntarme ni a reprocharme el motivo de la demora, ya en la conversación habrá oportunidad para eso, en tanto, yo vuelvo a ser el niño de la familia y mi abuela absorbe el tiempo y el espacio volviendo a ser la señora de la casa mientras todo a nuestro alrededor desaparece y revivimos nuestros mejores años juntos…

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