Querido diario...

Hace rato ya que no escribo, seguramente por que todo ha estado relativamente tranquilo y bien, por que he tenido mucho trabajo o simplemente por que no se que escribir. No se mal entienda, me han pasado cosas, cosas buenas, pero quizás, nada que necesite plasmar en palabras para saber que es verdadero. ¿A que me refiero?

Por ejemplo: Mi abuela esta en Santiago, y aunque eso me alegra, llenando de risas y anécdotas mis sábados, que son los días en que la visito, no necesito hablar de ello para sentir que tengo una familia que me quiere y lo mucho que yo la quiero ya a ella.

Con el mono, le digo mono por que de verdad tiene cara de mono, estamos bien, y aunque la plata escasea, nos las arreglamos y hasta a Viña y al teatro hemos ido un par de veces.

La pega, ufff, es mucha y aunque técnicamente mi contrato expiro el 31 de diciembre, en verano, por haber colegas de vacaciones y suplentes que desconocen el modo de trabajo, tenemos que cubrir los que quedamos, 11 de 25, los puesto que están libres y hacer dos o tres pegas juntas; como sea, todos corren y queda poco tiempo para nada, pero es justo la época en que más se expresa el compañerismo y en la que se puede aplicar a cabalidad lo que se aprendió en el año, lo que llega a veces a sorprenderme de lo holgado que me muevo en puestos y labores en los que nunca había estado, en síntesis, me gusta trabajar en verano.

¿Que mas? Ricardo me llamo, le conteste por error, pero me dio gusto hablar con el; de Gonzalo no se nada hace rato, debe estar en el sur (si lees, llámame cuando llegues) y a mis otros amigos los tengo medios tirados. Fui al gimnasio un mes, y, para mi sorpresa, me agrado bastante, así que probablemente retome cuando arregle lo de las platas.

Que loco, no tenia que escribir y vomite un montón de cosas, se me esta haciendo mal habito, por eso nadie lee esto, parezco mina escribiéndole al “Querido Diario”…