Madrugada del sábado...

Como había poca gente en el Friend´s y yo estaba cansado por el peso de la semana y los trasnoches causados por mis dos trabajos y la vida en pareja, que me exige estirar el día lo más posible para poder compartir con mi media naranja. Pancho, previa sugerencia mía, me libero de mis obligaciones en el bar por esa noche con el fin de que yo descansara. El se ahorraba mi pago, yo dormía un poco mas y así todos ganaban.
Antes de mi retirada, me acerque a mis lastimeras dos mesas y me despedí de los comensales excusándome por no poder seguir atendiéndolos, pero asegurándoles que mi compañero lo haría con el mayor de los gustos, y como no si se embolsaría el 10% del consumo de cada mesa.
Salí del bar cansado, solo para encontrarme con el Ale, que me decía que Luis había ido a tomar unos tragos donde Franco antes de ir a buscarme al bar. Llamo a Luis y me pide que vaya para allá. Lo pienso; un trago para relajarme y quizás un cigarrillo o dos no tenían nada de malo, se trataba solo de compartir un rato y estirar el día antes de caer rendido por su peso.
Camino las pocas cuadras que me separan del departamento de Franco y al cruzar la puerta este me recibe con una sonrisa y un vaso de Cuba libre. Luis, al fondo me sonríe y me llama a sentarme a su lado.
_ Bebo, nos tomamos un traguito y nos vamos a acostar. Estoy muerto.
_ Ehhh, tengo que trabajar. Hoy en Fausto hay show de artistas prioritarios de la EMI, iba a ir con el Franco a dejar los regalos y a sacar fotos para mandárselos a mi jefa, pero vamos, vemos el show, cobro y nos venimos al tiro...
Y nos fuimos al Fausto, pero entre el cansancio, el humo, el vaso de ron que a medias me bebí, el olor a sofoco, sudor y gente y los varios cigarrillos que me eche al pulmón, termine organizando mi propia vomitiva en el baño del segundo piso, mientras Luis, en medio de la pista, disparaba con su cámara registrando la totalidad del show completamente despreocupado del resto del mundo, para una vez librados el sus asuntos y yo los míos, tomar un taxi con dirección a nuestra casa para, por fin, dormir.
Esa noche soñé que pasaba a ver al Pollo a su trabajo, atrás de mí iba Luis, acompañado de Marcelo, su mejor amigo. Yo me acercaba al Pollo, nos sentábamos en una banca de madera y lo abrazaba mientras él me hablaba con tristeza de no sé que cosa al tiempo que su cara era el espejo de la pena. Luis, atrás de nosotros le decía a Marcelo en tono despectivo: “Vamonos, solo quería ver como se trataban”.
Luis nunca se entero de la incipiente relación que hubo entre el Pollo y yo, misma que se termino cuando conocí a Luis. No se lo dije en parte por que no iba al caso y en parte para evitar aprensiones de su parte si alguna vez nos cruzábamos los tres.
En eso el sol que se colaba por la ventana me despertó, yo en mi empeño por escaparme de sus hirientes rayos me cobije en la espalda de Luis, que a su vez despertó y después de un rato me miro con el ceño fruncido.
_”Estoy enojado contigo”, me dijo haciendo pucheros, “Anoche soñé que me cagabas con un guevon. No me cagues nunca ¿ya?.
Ante eso callé mi sueño, por no causarle a Luis angustias frente a alguien a quien él percibe como una amenaza, pese a que hace rato termino la corta historia Enrique y yo escribimos juntos, para dar paso a historias nuevas y ajenas.
Con eso en la cabeza me puse de pie, fui al baño y me moje la cara. Mientras miraba en el espejo las gotas de agua que bajaban por mi cara, encontré curioso que Luis soñara con mi engaño la misma noche que yo soñaba con un encuentro con Enrique y la molestia que eso causaba en Luis.
Volví a la cama y por ver la hora encendí mi telefono. Faltaban para las 10 de la mañana y de pronto un aviso de mensaje sacudió mi celular..
_ ¿Quién es?. Pregunto Luis inquieto.
_ De telefónica, me avisan que anoche, como a las 4 de la mañana el Pollo me llamo...