"Siempre nos quedara Paris..."

Como dije, mi trabajo aquí duro poco, pero me sirvió de cable a tierra el volver a toparme con personas comunes de vidas autenticas y salir un poco de la frivolidad de mi medio en que muchas veces apariencias reemplazan realidades.
Siempre he creído, y es una teoría personal, que uno se topa en la vida siempre con las mismas almas, o las mismas clases de almas si se quiere, pues bien, esta no fue la excepción, por que aquí volví a toparme con personas que me cuidaron, me aconsejaron, me acogieron y me ayudaron en cuanto fue necesario y posible, por lo que desde aquí, desde mi silencioso rincón secreto quisiera agradecer a Marion, una joya entre la rapidez del día, por su charla, su experiencia y si fragilidad disfrazada de dureza que tan pronto cedió ante mi; a la Sra. Vilma, por sus maternales intromisiones; a Rodolfo, por su estoico aguante ante mi ironía, mi poca paciencia y mis cambios de humor; a Jesús, por sacarme del aburrimiento con sus estupideces y a “Las Chiquillas”, las otras cajeras, por cada palabra, buen deseo y la confianza.
Aquí aprendí mucho: a emitir tickets, a bloquearlos y a anularlos, a manejar cajas, a hacer ventas y cambios, pero mas que nada confirme lo que siempre he sabido, que un ángel me ilumina el camino poniéndome gente buena a lo largo del sendero. Gracias a ese ángel por todos sus favores y gracias a su jefe por su consideración.
Mañana tengo libre, el martes es mi ultimo día, pero hoy traje la cámara y entre risas planeo perpetuar los recuerdos de esta aventura y, en lo posible, mantener alguno de los lazos que aquí cree. Después de todo: “Siempre nos quedara Paris".
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