Tempestad...


Estas ultimas dos semanas han sido surrealistas y casi me he visto a mi mismo dejándome llevar por los acontecimientos sin ninguna ingerencia en su desenlace, arrastrado por la ola de las circunstancias.
En suma: Malas noticias, el reencuentro con los amigos, una borrachera de proporciones épicas, llamadas a media noche hechas por un servidor en las que hable mas de la cuenta con uno y herí los sentimientos del otro, según me dijeron, por que honestamente no recuerdo mucho. La negación, la aceptación, la conexión con lo mas oscuro y sórdido de mi persona, necesaria en todo caso para luego, por saturación, poder drenar y limpiarme, la visita de Pamela, la seguidilla de apariciones de personajes del pasado relevantes y no, una gripe que yo mismo me permití tener para, escusado en ella, poder librarme de mis compromisos y descansar.
Han sido dos semanas en las que “yo y mis circunstancias” entramos a la licuadora y nos volvimos uno y al cabo me di cuenta de que si bien las cosas no son perfectas, no todo esta tan mal. Después de todo no queda otra que abrir la mochila, reacomodar la carga y seguir el camino, se quiera o no, mientras haya fuerza, medios y espíritu.
Así comienzo este jueves mi semana laboral, con la modorra del que ha dormido mas de la cuenta, con la lucidez forzada que arrastra el que despertó a causa de ese frío que quema y que ya no se pudo volver a dormir, y con la sensación de que hay que “echarle pa´elante”, simplemente por que no hay de otra, viviendo paso a paso, semana a semana, por que nadie sabe lo que nos trae el mañana ni cuanto nos va a durar, con la esperanza de que todo va a mejorar, pero con la certeza de que puede ser peor.

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