Días Extraños:

Santiago, Lunes 30 de Marzo de 2009
“Salve, César, los que vamos a morir te saludamos”


Este lunes me pillaron volando bajo, por confiado, yo que siempre pienso que el mal llama al mal y la desconfianza a la traición, (ya debería saber que no es necesariamente así,) fui casi victima de un robo, y digo “casi” no por que no se hayan robado nada, sino por que lo que robaron no era mío. Ahora para mas remate puedo volverme victima de las consecuencias de ese robo.
Las cosas sucedieron mas o menos así: Estaba yo en recepción, donde se supone debo cumplir, entre muchas otras labores, el control de las personas que ingresan al edificio, que como es un edificio administrativo, usualmente no llega mas gente que la que ahí labora o la que vine con encargos de dejar o retirar correspondencia; y yo estaba en eso cuando entraron dos tipos jóvenes y con cara de “humildes”, (no se dejen engañar, caras vemos corazones no sabemos,) como constantemente se están haciendo mantenciones y reparaciones de diferentes tipos en el edificio y a fin de no ofenderlos con mi desconfianza, cuando me dijeron: “Vamos aquí”, apuntando la escalera yo supuse, (ya me ha dicho mi jefe que los supuestos no sirven de nada,) que estaban haciendo alguno de esos trabajos y que subían a hablar con el personal del departamento de informática. Paso un tiempo indeterminado y ellos salieron apurados despidiéndose de prisa, solo me llamo la atención, una vez que ya habían salido del edificio, ver a través de la mampara que uno de ellos llevaba algo envuelto bajo el brazo en una bolsa de basura… “ahhhh, pensé, entonces no eran de informática, eran de la empresa de aseo…” y seguí con mis labores tan como si nada, eso hasta las 17:30 hrs., cuando la Srta. Zuñiga, dio la voz de que su notebook, que en realidad no es de ella, sino de la empresa, no estaba en su lugar. En pocas palabras: “LA CAGADA”
De ahí fue un ir y venir de llamadas, subidas y bajadas, declaraciones y… revisión de las cámaras de seguridad, para mi bien, y mal de la empresa, se sumaron a mi descuido una serie de factores, como por ejemplo que la mampara electrónica no funciona hace dos meses, que la Srta. Zuñiga no puso su candado al Notebook, que la cámara de seguridad esta desconfigurada y marca un día y horas inexactos… Cuento corto, se arreglo la mampara, se mando poner candado a todos los escritorios de usuarios de computadores portátiles y se quedo en “evaluar” mi situación, no es que desconozca mi error o descuido, es que mis verdaderas razones rayan en la estupidez, por lo que no me quedo mas remedio que mentir y aceptar mi culpa, pero diciendo que no había reparado en los tipos por estar en otras ocupaciones, lo cual no es completamente falso.Ahora solo queda la espera, esperar que “mi situación” se defina, y caminar por los pasillos escuchando los murmullos que poco a poco y por suerte se han ido acallando; lo curioso de la situación en todo caso, no es el miedo al despido, estoy casi cierto que no lo harán, por un simple motivo, el seguro paga, o en su defecto, a la empresa le conviene mas descontármelo a mi, pero volviendo al tema, lo angustiante no es el fantasma del desempleo en un escenario nada favorable para reocuparse en otro lado, sino la espera, la espera de no saber si puedo respirar en paz o debo recoger los cuatro chinches que tengo sobre mi escritorio… Hasta que los Directores decidan, hay mas que esperar.


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Santiago, Martes 31 de Marzo de 2009
El buen Ladrón:

Son pocos los santos en los que creo por no decir que no creo en ninguno. Mi papá y mi mamá son devotos de Monseñor Escriba de Balaguer, fundador del Opus Dei y patrón del trabajo o algo así, en realidad nunca he tomado muy en cuenta la estampita que tienen de él en el altarcito que mantienen en la cómoda su dormitorio junto a una esquela de Sor Teresita, otra del Padre Hurtado, una de la Sagrada familia y como no, del desteñido tríptico que les regalaron en la Iglesia luego de la visita de Juan Pablo Segundo, en donde se ve la cara de cristo, la que se supone extraída del Manto de Sagrado y la frase: “No tengáis miedo de miradlo a El…”
Recuerdo que hace algunos años, cuando perdí mil trabajo en la Corte, mi madre me dijo: “mijito, recele un padrenuestro a Monseñor Escriba de Balaguer…”
“Ay mamá, le dije yo, tengo serios conflictos ideológicos con el” y cambie el tema para no entrar a explicar la truncada relación Opus Dei-Homosexuales, de la que seguramente, ella, tan creyente , debe estar mas que enterada, por que el tema no se volvió a tocar, como tantos otros temas que no se tocan en mi casa.
Es que si yo le tengo fe a algún santo es solamente a San Francisco de Asís, no tanto por su vida y obra, que deberían ser merito suficiente, sino por su plegaria, que mas allá de la religión que uno pueda profesar, por una cuestión de humanidad, a nadie debería dejar indiferente. Para los que no la conocen, ahí les va:


"Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.

Donde haya odio, ponga yo Amor.

Donde haya ofensa, ponga yo Perdón.

Donde haya discordia, ponga yo unión.

Donde haya duda, ponga yo Fe.

Donde haya error, ponga yo Verdad.

Donde haya desesperación, ponga yo Esperanza.

Donde haya tristeza, ponga yo Alegría.

Donde haya tinieblas, ponga yo Luz.


Oh Señor,

concédeme que no busque tanto ser consolado como consolar,

ser comprendido como comprender,

ser amado como amar.


Porque dando se recibe,

perdonando se es perdonando,

olvidándose se encuentra uno mismo,

y muriendo se resucita a la Vida Eterna."


Pero me estoy desviando del tema, lo que quería decir es que si a alguien le tengo fe es; entre los muertos, a San Francisco; y entre los vivos, a mi mami.
Mi mami no es mi mamá, es mi abuelita, la que me ayudo a criar cuando niño, la que me enseño a contar historias y de la que tantas veces he escrito aquí, cada vez que me veo en una verdadera aflicción, además de rezar, como todo católico que solo se acuerda de su Dios cuando se ve en apuros, llamo a mi abuelita por teléfono y le pido que rece un rosario o un padrenuestro por mi, y es que si la fe mueve montañas, la de mi abuela ha acercado mas de una a mi, digamos que es mi vinculo vivo con Dios, algo así como mi línea directa con el. (Casi veo al Christian jalándose los pocos pelos que le quedan ante tamaña herejía).
Casi no hay santo en que mi abuela no crea, por tradición (la Virgen de Andacollo) o por moda (San Expedito desde hace unos pocos años, pero antes fueron el Padre Hurtado, Santa Teresita de Jesús, San Pancracio, San Martín de Porres, San Antonio y mucho antes Santa Rita de Casia, patrona de los imposibles, con quien me parece que se enemisto cuando dejo que su hermana mas querida, la Tía Nena, muriera de un agresivo cáncer a los ganglios con solo 33 años); pero hay uno al que recurre con una infalibilidad que a mi mismo me asombra y ese es el “Buen Ladrón”. Cada vez que alguien pierde lo que quiera que sea, mi abuela parte rosario en mano a su pieza y comienza con su letanía de “Dios te salve” y “aves María” y, lo crean o no, lo perdido aparece, si yo les contara la de veces que han aparecido carteras, billeteras, fotos, documentos o lo que sea, a veces pasadas semanas desde la perdida y de las formas mas extrañas, que van desde el desconocido que llama por teléfono o se aparece en la puerta de nuestra casa dejando el objeto perdido, hasta las coincidencias mas increíbles como la ves que viajo desde Coquimbo a Copiapó a ver a mi tío Lalo y perdió su carnet, con tan buena suerte que lo encontró una señora que la había conocido en los años en que ambas vivían en Andacollo, (mi abuela se fue a vivir a Coquimbo en 1964 y esto ocurrió como el 2006, así que saquen ustedes sus cuentas,) la reconocido por el nombre y se puso a buscar en la guía telefónica a todos los “Jeraldo” que aparecían en Copiapó, hasta que dio con uno de sus hijos, mi tío Lalo claro esta, a quien le hizo llegar el dichoso carnet.
Y para reafirmar lo anterior, solo diré que hace una semana perdí mi billetera, y la busque en cuanto lugar pude haberla perdido, los que incluían, mi casa, mi trabajo, un cine, el metro, etc., etc., y cuando una semana después me disponía al aburridor tramite de renovar todos mis documentos (que en realidad eran solo mi tarjeta del banco y mi cedula de identidad,) apareció en el mismo cine al que había ido a preguntar ya dos veces y me entere por un mensaje que dejo en mi celular el gerente del mismo.
Pero lo importante; ¿Quién es el buen ladrón?
Mi mami me dijo esto:
Cuando Jesús fue puesto en la cruz por orden de Poncio Pilatos, fue crucificado junto a dos ladrones, uno a su izquierda y uno a su derecha, el de la izquierda se rió de el diciendo: “Si eres el hijo de Dios, dile a tus ángeles que nos rescaten”, pero el de la derecha se compadeció y dijo: “No te burles él , nosotros hemos sido castigados justamente por nuestros actos, pero el es un inocente que no ha hecho ningún mal”, luego miro a Jesús y le dijo: “Señor, acuérdate de mi cuando estés en tu reino” y Jesús le contesto: “En verdad os digo que esta tarde estarás conmigo en el reino de mi padre”



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Santiago, Miércoles 01 de Abril de 2009

El Último Beso

Hace algunos años, cuando vivía los estertores de mi primera relación seria en Puerto Varas, tratando de evadirme, como siempre, me refugiaba en libros, música y películas, tratando de algún modo de vivir una vida que no era mía, a fin de hacer menos amarga la rutina diaria, fue así como, luego de que mi reproductor de DVD había recorrido prácticamente todas las películas de todos los escaparates de todos los Video Club de la ciudad, cayo a mis manos “EL ULTIMO BESO”, una película italiana de la que en mi vida había oído hablar, la puse en la maquina, la vi y lo entendí: Eso, lo que estaba viviendo, no podía ser la vida, tenia que haber en algún lado algo mas…
Fue así como empecé a maquinar mi escape, mi fuga, y con un trabajo de hormiga aprendí a juntar peso a peso, a recortar del presupuesto lo mas mínimo y guardarlo, a retirarme del casino, prácticamente la única entretención en la ciudad, cuando iba ganando y evitar las ganas de seguir apostando, ahora que lo pienso tal vez eso me hizo ser menos codicioso de lo que era. Fue así, como apenas pude, agarre los 50.000 pesos que logre reunir y con dos maletas llenas de ropa, deje mi casa, la que yo había formado a base de esfuerzo y trabajo y me aventure a la capital, previa escala en Coquimbo, donde a punta de mis mentiras, (imposible reconocer ante todos la verdad de mi situación,) y el cariño de mi familia y sus comidas caseras, logre en dos semanas rearmarme y ungirme del valor necesario para afrontar el futuro de frente y sin miedo.
Hace unos días, al recordar, curioso de saber que de esa película me dio el impulso que me faltaba hace ya tantos años para abrir las alas y volar, conseguí hacerme de una nueva copia de “EL ULTIMO BESO” y me tire en mi cama a verla…
Sorpresa, esta vez la sensación fue distinta.
Hace años, compartiendo mi vida con Ricardo, viendo “El ULTIMO BESO” me di cuenta que no era feliz, que la vida no era lo que esperaba, que el no era el hombre con el que había soñado y que había muerto el amor. Hace unos días, al revisar nuevamente la misma cinta me di cuenta que compartiendo mi vida con Luis, yo no era feliz, que la vida no era lo que esperaba, que el no era el hombre con el que había soñado, pero que lo amaba y no me imaginaba la vida sin el.



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Santiago, Jueves 02 de Abril de 2009
Bonito…

El jueves me encontré con alguien que hacia tiempo no veía, fue en plena Alameda cuando iba a mi casa desde el trabajo, un amigo de esos a los que le perdiste la pista, que recuerdas de cuando en vez, pero que no te quitan el sueño ni te causan preocupación, seguro de que o están bien o de que no hay nada que puedas hacer para cambiar su situación si están mal, una de esas personas que te simpatizan, pero no te importan. Nos vimos, nos saludamos como si el tiempo no hubiera pasado desde la ultima vez y nos tomamos un refresco para conversar los breves 15 minutos que nos duro la espera de su cita. Al despedirnos me miro, me sonrío y me dijo: “Estas bonito”
Me sorprendió no recordar cuando fue la ultima vez que había oído que alguien dirigía esas palabras hacia mi, a mi, que aunque este mal que lo diga, era un soltero codiciado, apetecido y que estaba tan acostumbrado a oír halagos e invitaciones; me sorprendido también, pese a mi conocida pretensión, el hecho que no me sonara a nada y ver como día con día, lo estético, lo superficial y/o lo exterior significaba menos para mi. Si, fue grato oírlo y algo de mi orgullo dormido resplandeció en mi cara, pero al fin del día, cuando frente al espejo me lavaba los dientes y observe mi cara con fijeza, me di cuenta de que en ella se leían muchas cosas, que emociones distintas tomaban significancia y significado en ella, y que la belleza o fealdad que cobijaba uno u otro de los rasgos que la conformaban no eran mas que pinceladas de un cuadro que mostraba mucho mas.
A veces me siento lindo, otras feo, pero salvo contadas ocasiones, que tienen nombre y apellido, me siento en paz y sin duda esa es ahora mi carta de presentación, mas allá de lo que cualquier otro pueda ver, ya lo decía mi abuela: “A los 20 tienes la cara que Dios te dio, a los 40, la que te mereces”, estando en el justo medio entre ambas edades y tomando en cuenta esas palabras, creo que no voy tan mal.



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Santiago 03 de Abril de 2009
“Los Clotos”

Corría 1995 y todos bordeábamos los 18 años, éramos 6, Christian y Rafa, Marcos, Mitchell, Nando y yo, después muchos otros se fueron arrimando al grupo, que llego a crecer con desproporción perdiendo el encanto original que les proporcionaban nuestras dispares personalidades, todos teníamos en común ser “niños de casa”, salvo Rafa, salíamos por primera vez del ceno del hogar y a pedazos fuimos armando una familia postiza que giraba en torno a la pension de la señora Verónica.
Fue ahí y con ellos que empecé a hacer “cosas de hombres”, como jugar domino, naipes, hablar de “cosas importantes” (a esa edad todo es importante) y a beber fuerte, yo que no tomaba mas que champagne en año nuevo, empine en Copiapó mis primeros vasos de tequila, ron, whisky y pisco.
Bajo el alero de ellos me atreví a ser yo y dejar de ser lo que otros esperaban que fuera, fomentando mi personalidad, carácter y, por que no decirlo, atractivo, por que nunca hasta ahí me había sentido tan único, especial, independiente y maduro.
Para principios del 96 ya estaba fuera del grupo, su crecida y nuestras personalidades terminaron creando bandos, el mío formado solo por mi, debo reconocerlo, lo que termino por exiliarme de el contra mi voluntad.
Para el 97, ya estaba de vuelta en Coquimbo y yo era de plano considerado persona no grata para sus miembros que siguieron reuniéndose una vez al año en Copiapó, viajando desde donde estuvieran para celebrar a la pandilla de “los Clotos”, nombre nacido de una de las primeras juergas universitarias, al alero de la “semanas mechona” y de una botella de Clos de Pirque que sirvió como escusa para amistarnos. De más esta decir que no fui nunca invitado a las reuniones anuales, aunque ocasionalmente, a lo largo de los años he mantenido el contacto con Christian.
El viernes después de cerrar el edificio en que laboro, me fui a casa de Juan Pablo, mi compañero de trabajo que había organizado un asado con algunos colegas; como no es mucho lo que he socializado dentro de la empresa, decidí asistir, aunque sin ninguna gana, para intimar un poco mas allá del ámbito laboral con la gente con la que me veo obligada a tratar diariamente.
Eran ya las dos de la mañana y la sobremesa, en la que me dedique solo a escuchar y a reír sin ganas de las ocurrencia de uno de los comensales, estaba volviéndoseme algo tediosa, cuando sonó mi celular:
_Alo ¿Mauro?
_Si
_Soy Christian, mira, estábamos reunidos Rafa, Marcos y yo, nos acordamos de los Clotos fundadores y quisimos saludarte.
_Que bueno, no sabes el gusto de escucharte y saber de los chiquillos, sobretodo del Rafa, hace como 10 años que no sabia de el.
_Todos te mandan saludos.
_Igual para ellos, cuando estén en Santiago avísenme.
_Pero si estamos en Santiago, en la casa del Rafa...
_Como? Donde están?
_En Cienfuegos con Compañía, puedes venir?
En cosa de minutos había agarrado mis cosas, me había despedido de todos e iba camino a la reunión.
Verlos de nuevo fue un impacto, sobretodo a Rafael, quien se veía viejo, aunque mejor de lo que hubiera esperado, considerando sus tan particulares circunstancias, ya no éramos los que fuimos, ya no éramos los niños lindos, los niños bien, los estudiantes de derecho con sueños de grandeza, curiosamente ninguno de los 4 termino la carrera, Marcos trabaja en un hipermercado, Christian en una multitienda, Rafael en una construcción y yo como asistente administrativo en una empresa de exportaciones.
Nos pusimos al día, hablamos a calzón quitado de trabajos, amores, dinero, viajes, recuerdos, frustraciones y triunfos; y conforme la noche avanzo nos dimos cuenta que aunque nuestras personalidades se habían suavizado con los años, en esencia seguíamos siendo los mismos.
Reímos, nos fotografiamos, jugamos, fumamos, y brindamos, por los años, por la reconciliación, por que la vida no fue lo que esperamos, pero al fin y al cabo, tampoco estaba tan mal.



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Santiago, Sábado 04 de Abril de 2009
Cementerio: “Una Noche de Miedo”
Venciendo todos mis temores me aventure al visitar el cementerio general de noche en uno de los tours guiados que se realizan los fines de semana.
En principio no era una idea que me atrajera, los que me conocen saben que ni películas de terror veo por que me dan miedo y luego no puedo dormir, de hecho, cuando Laura me invito, decline al ofrecimiento por la misma razón, pero cuando a la semana siguiente el grupo de amigos de Carlos y Gaby me ofrecieron nuevamente ir, considere que era mucha coincidencia y que por algo debía de ser; lo considere algo medio cósmico, cosa del destino si se quiere, pero en realidad tampoco fue para tanto; lo bueno es que disfrute de la experiencia, descubrí un recinto que es mucho mas que un tiradero de huesos y comprobé que es verdad lo que dicen, que el cementerio general de Santiago es un museo al aire libre. Es increíble la cantidad de esculturas y monumentos que se encuentran entre los nichos y mausoleos, casi tanto como la belleza que albergan, el ingenio y derroche estilístico y arquitectónico condensado en su extensión, la riqueza y suntuosidad que algunos se llevaron algunos incluso, literalmente hasta la tumba y como ejemplo están, entre otros, una pirámide maya, una egipcia y varios palacios de distintos estilos que se construyeron como ultima morada.

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