Berta


Ayer, a las doce y media del día, la hija de Berta falleció, tenia menos de un año de edad y varios daños neurológicos a causa de los problemas de su madre en el alumbramiento y de la negligencia de un medico que prefirió tomar café que realizar una cesaria. Envuelto en el torbellino de mi cabeza, de mis problemas y los problemas de los míos, imaginarios o no, al recibir la noticia de boca de Ximena, al otro lado del teléfono, un escalofrío me recorrió la espalda y de pronto todo estaba en perspectiva…
¿Trabajo?, ¿Lucas?, ¿Que importan cuando la vida de alguien se va y su luz se apaga?
A la niña no la conocí, creo que con suerte la vi una vez, pero su madre, esa mujer alegre y testaruda, que con mas de cuarenta años trabajo casi hasta el final de su embarazo, siempre sonriendo, a diferencia de un montón de niñas mimadas que se quedan en su casa por que les duelen las uñas.
Hoy es el velorio, y un grupo de los de siempre vamos a acudir con un puñado de flores y buenas intenciones que seguramente no alcanzaran a llenar el vacío que quedo el corazón de una llena de tristeza y de leche que nadie chupara de sus pechos…

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