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Mostrando entradas de junio, 2007

Injusticia

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El lunes me reuní con mis amigos de la Corte, la Chica, la Clau, La Xime, Jaime y el Ayala volvimos a las andadas como en los viejos tiempos, tomándonos unos tragos y hablando de la vida, lamentablemente algo se rompió y Jaime lo hizo notorio cuando nos vio a todos sentados alrededor de la mesa empapados de una seriedad inusitada entre nosotros; entonces, con cara de circunstancia y haciendo gala de todo su sarcástico sentido del humor dijo. _Pensar que ante la pasábamos tan bien… Y todos nos cagamos de la risa de su comentario irónico, pero tenia razón, y mas allá de la velada me puse a pensar en que había cambiado, por que incluso los que siguen trabajando dentro de la misma corte no se ven como antes, cuando éramos "los Cuchis" y entre causa y causa aprovechábamos de reírnos de nosotros mismos y de burlarnos de la señorita Sylvia y sus desventuras con Pillin. Es lógico no tener tantos temas en común, ahora todos hacemos cosas distintas, mal que mal yo pase de la Corte a un

"La maldicion de Macbeth"

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Después de dos semanas esperando tener otro jueves libre, de buscar acompañante, ya que Gonzalo no podía por que tenia a su abuela enferma e iba saliendo a Olmue el martes para volver recién el lunes proximo a Santiago; de considerar la posibilidad de acudir con Erick, que después de una agradable charla telefónica acepto encantado, no sin antes reírnos del día del aniversario del “Friend´s”, cuando el fue invitado como publico y se encontró a su ex atendiendo las mesas en ropa interior, quedando tan impresionado que apenas vació su copa se fue sin despedirse. Después de que trasnochado, cansado, pero feliz tome un taxi a Matucana 100 para comprar las entradas con antelación, con este frío seco reinante por estos días en Santiago, esto previo intento telefónico días atrás para tratar de reservar, cosa que no era posible. En suma, después de esperar como necio dos semanas y de tomar todas las salvaguardas que se me ocurrieron para disfrutar del asunto a cabalidad, me encuentro a las ci

"Macbeth" o "Carta a Siji"

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Santiago, 14 de junio de 2007 Mi muy querido y estimado Sijifredo, me dirijo a usted, mediante la presente misiva, nada mas que para narrarle un extraño suceso que hoy me aconteció, sin otro motivo mas que pensar en que le estoy entregando, al narrarle mi historia, un buen momento y una pequeña alegría, por lo que si el texto, que a continuación le refiero, es capaz de arrancarle aunque sea una sonrisa, me daré por mas que muy bien pagado. Hace unas semanas, ordenando algunas cosas en la casa, de la que según usted debería tomar posesión absoluta, volviéndome amo y señor del recinto, me puse a hojear unos diarios viejos, al revisar las paginas de espectáculo, que francamente es lo único que reviso de un diario, como para informarme de los últimos acontecimientos en la vida de la Boloco, el Pinilla y la Cote López, nada mas que para tener tema de conversación al otro día, encontré un anuncio de Macbeth, protagonizada por Liliana Ross y un viejo pelado que en ese momento no acerté a reco

"Escribir " o "Un Mundo Mejor"

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Siempre dije que me gustaba escribir, me gustaba como cantar con la radio a todo chancho cuando no hay nadie en la casa, o bailar en mi pieza cuando estoy solo, me gustaba como todas esas cosas raras que me hacen sentir torpe, alegre y feliz, pero hace unos días descubrí que es algo mas que eso, por que realmente escribiendo no soy ni mas alegre ni mas feliz, escribir me centra, me ordena, me relaja y lo mas importante, me hace sentir libre. Escribir es la única forma de hacer algo en lo que nadie mas se puede meter, al modo mío, como a mi me gusta y por mucho que me lo quieran cambiar, y lo cambien al fin, cuando escribo, cuando sale algo de mi cabeza y se plasma en papel, las palabras, las letras e ideas, tontas o brillantes, son todas mías y de nadie más, ese es el sentido de las cosas y mi verdad absoluta, por que aunque en el tiempo han logrado cambiar mis modales, mi apariencia, mi forma de vestir, de hablar y hasta de moverme, hay algo que no ha podido cambiar nadie, y eso es el

E-m@il a Pancho...

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Santiago 5 de Junio de 2007 Pancho: Te prometo que esta es la última vez que te busco y que este va a ser mi último intento de acercarme a ti, por lo que solo te pido que termines de leer este mail y luego continúes si lo quieres, como hasta hoy ignorándome y volteándome la cara en la calle cada vez que nos cruzamos. Pancho, yo no se que es lo que te pasa conmigo, pero te voy a contar lo que a mi me pasa contigo. Yo tengo tan lindos recuerdos de los meses juntos, de las cosas que pasamos, de las que hicimos y que no he vuelto a hacer con nadie, como recorrer Ricardo Cuming el domingo a las tres de la tarde buscando un Mc Donald´s para chanchear, andar por el centro solo caminando por caminar y de antojados meternos al Fernández Concha a comer cualquier chatarra, de las veces que te pase a buscar a tu trabajo para ir a tomarnos unas cervezas a Bellavista donde ese garzón que ya nos conocia, de las películas en mi pieza, de las conversaciones de tu familia y de la mía, de ti, dibujando

Mauro T.

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A veces me pasa, sobre todo cuando hay poca gente, a esa hora en que recién empiezan a llegar los clientes, que, al dejar las cartas sobre la mesa o al tomar los pedidos, me parece ver que algún desconocido me mira de manera curiosamente familiar y me pregunto si será el y trato de ver algún signo que me diga “si soy yo, tenia curiosidad y te vine a conocer”, y espero en vano, mientras anoto en una hoja los tragos de los comensales, a que el desconocido me pregunte “Tu eres Mauricio ¿No?, yo soy Mauro T.”, pero eso nunca pasa y la noche avanza, el ritmo del trabajo me absorbe, el show termina, la barra se cierra y poco a poco las mesas se van quedando vacías. Entonces se van todos y nos vamos quedando solos los mismos de siempre, dándonos animo para tomar el tranco hacia la casa. Y se me olvida y sigo cada día como si nada, hasta que de tanto en tanto me encuentro con un sencillo y amigable mensaje de el en mi blog y se renuevan en mi las ganas de invitarle ese café que nunca le he po