Recomenzar...


Creo que la tormenta ya pasó y que las aguas empiezan a aquietarse como el café de la mañana que después de ser revuelto vuelve tímidamente a su apariencia tibia, humeante, oscura y calma.
Las mañanas ya cuestan menos y recuperan poco a poco su alegría usual, las noches, por su parte, ya son más apacibles y tranquilas y las cosas vuelven poco a poco a tomar un curso normal adaptándose a su nueva rutina. El duelo ya anuncia su retirada, si bien aun quedan rezagos y berrinches impulsivos que me hacen recordar, como amputado, aquel miembro fantasma que me duele y que me falta.
Las cosas son lo que son, y no pueden ser de otra forma, ojala pudiera borrar lo ocurrido, decir aquí no ha pasado nada y seguir adelante calzando perdón y olvido, pero yo no soy así y no puedo ir ni contra mi naturaleza ni contra todas y cada una de las fibras de mi ser y de mis instintos que me tironeaban de las ropas desde hace rato para sacarme de esa vida apacible, cómoda, buena pero sin sentido que llevaba y que hace algunas semanas deje a fuerza de las circunstancias y de la frustración de mis vanos esfuerzos por que resultara algo que había perdido desde hace rato ya su razón de ser.
No se puede nadar contra la corriente, no pretendo ser como la trucha que nada río arriba solo para morir de desgaste ni me voy a quedar esperando que el olmo cumpla su tantas veces incumplida promesa de llenarse de peras.
Hoy mi vida se reconstruye en un nuevo escenario, con algunos personajes nuevos, unos cuantos desaparecidos y espero, unas cuantas reapariciones, por que en el final de temporada de mi serie favorita nadie sabe que va a pasar en el próximo episodio, pero aun así no puedo dejar de verla ni de esperar ansioso al capitulo siguiente.
Es el cambio de estación y esa limpieza de closet que tuve que trasladar a otros ámbitos de mi vida. De los días que se van guardo los buenos momentos, los lazos de afecto, las fotos, los recuerdos felices, las melodías descubiertas y los apoyos que no esperaba encontrar y desecho los malos ratos, las horas de angustia y uno que otro deseo incumplido que hoy por hoy se pierde en el aire sin ton ni son.

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