Raices...
Venir a mi casa es disfrutar de mi mas básica naturaleza, es encerrarme, comer a mi antojo todo el día, no afeitarme y acercarme al agua con distante recelo, dormir cada vez que mis ojos se cierran, sin preocuparme ni siquiera por el frío, ya que ante esa eventualidad, mi abuela corre con una colcha para arrojármela a los pies, y bromear con mis hermanos con ese sentido del humor tan negro e inteligentemente estupido que tantos problemas nos ha creado. Sin embargo debo reconocer que algo en mi esta cambiando, siento que me estoy desenraizando volviendo mas "santiaguino", tal visión me aterro en primera instancia, cuando me vi adelantando mi regreso de mañana en la mañana a esta noche, pero luego un consuelo tibio y melancólico se ocupo de tranquilizar mi hiperactiva cabeza, quizás es solo que extraño mi casa en Santiago, o mejor dicho, esa pieza de reducidos metros en los que me siento enteramente cómodo, en la que tengo mis discos, mis libros, mis películas y mi tele, esa pi...