Vanidad


Hace ya más de diez años que Ito Honores se presento en el casino de la Normal rapado al cero y despojado de todos y cada uno de sus rizos color miel.
_Ito, ¿Qué wea te paso?
_Me corte el pelo poh...
_Si, si cache, ¿Pero por que?
_Tu cachay que los griegos decían que la vanidad estaba en el pelo y que entre más largo era tu pelo mayor era tu vanidad, por eso me pele, para cortar con la vanidad, dijo mientras se alejaba con sus jeans roñosos, su chaleco artesa y su morral cruzado en la espalda.
Las palabras de mi, en ese entonces, compañero de universidad, siempre me quedaron dando vueltas en la cabeza, como tantas otras cosas, y hoy salto nuevamente a mi memoria por mi reciente experiencia personal y es que he descubierto que si bien puede que los griegos e Ito Honores tuvieran razón, no voy a poner en dudas siglos de sabiduría filosófica, si se dice que la excepción hace la regla, la excepción a esa regla soy yo, ya que aunque soy inseguro de mi apariencia física en general, es increíble el efecto que unos cuantos tijeretazos tuvieron en mi.
Hace unas semanas, cuando había cesado el movimiento en el trabajo salvavidas que me dieron mis amigos, le pregunte a Francisco sí tenia algún alcance respecto a mi desempeño como mesero, mi benevolente amigo-jefe, con una sonrisa de papá me dijo que no, que estaba bastante conforme, y que es mas, algunos clientes se le habían acercado a preguntar por el mesero nuevo, recalcando lo guapo que me veía.
_Pero sabe que Maurito, a mí me gusta mas como se ve con el pelito corto, y mirando a su pareja le dijo, Por que no le corta mañana el pelo al Maurito.
Yo, aun incomodo por las palabras de Francisco que, siempre tan benevolente conmigo, le daba la razón a sus clientes, no hice mas que aceptar con la cabeza la propuesta de echar abajo mis rulos, una de las herencias, entre muchas otras, que me dejo cierta tatarabuela mestiza o zamba que causo estragos con su conducta por allá por Andacollo a principios del siglo pasado.
Y me corte el pelo, y vi angustiado como caían uno a uno los mechones de mi cabello, mientras Siji coordinaba habilidosamente sus tijeras, su lengua y sus manos.
Al terminar, me vi al espejo y note que era la primera vez en mucho tiempo que me miraba con detenimiento y que veía mi rostro como un todo, acostumbrado por el apuro cotidiano a verlo parcelado, centrándome mas en las imperfecciones especificas, que en el conjunto completo, y pude ver una cara diferente, una cara de rasgos fuertes, de pómulos marcados, frente amplia y mentón cuadrado, que no era ni mas linda ni mas fea que la de rasgos suaves y sutiles que enmarcaba mi cabello que ahora yacía desparramado por el piso y pegado a los zapatos del Siji.
Así descubrí en ese rostro extraño una fuerza que yo mismo no había visto en mi nunca y que me llamaba a levantarme y seguir.
Muchas veces lo he dicho, no me encuentro un tipo feo, sino medianamente atractivo, diría que estoy, en una escala del uno al cien de belleza, cerca del cincuenta por ciento más uno, pero desde ese corte de pelo, me miro y me encuentro sexy o mas bien sexual y de alguna forma todo mi cuerpo hace eco de ello.No soy en general vanidoso, sino más bien tímido e inseguro de mi aspecto físico, como ya lo dije antes, por ello no se cuanto me dure este impulso nuevo, ni si alguien mas que no sea yo lo nota, pero putas que me siento bien, y en vista de mis actuales circunstancias, mierda que se agradece.

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