Si tuviera que describirla en una palabra, diría que irradiaba dignidad, tanto en su porte, en su modo, en su timbre de voz arrastrado, en sus gestos suaves y en su andar garboso. Si fuera por sumarle adjetivos, podríamos decir también que era bella, elegante, talentosa, reposada, divertida y reflexiva. Que fue una mujer de ideales, solitaria, desapegada a lo material, generosa, vanidosa (según sus propias palabras), pero seguramente, a ella, el que más le gustaría escuchar es “humana”. No muchos logran entender mi fijación por Malú Gatica, yo tampoco puedo realmente explicarlo muy bien, y es que esta señora, pasó de ser una imagen televisiva de mis años de infancia, a formar parte de mí día a día, y la lucha por preservar su memoria y su trabajo, se convirtió para mi en una motivación constante. Difícil explicar a quien no me conoce, ni la conoció a ella, que es lo que me mueve a buscar incansablemente los rastros de su presencia, a perseguir ese texto o esa imagen que la perpe...
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