Año Nuevo

Los papeles están firmados, los muebles y la ropa amontonados en la habitación del departamento que a partir del día 6 de enero empezare a llamar hogar.
Finiquitar los “asuntos pendientes” en el departamento de Luis, pagar la mudanza, el mes de garantía, el arriendo adelantado y un sin numero de imprevistos como la navidad y el año nuevo, dejaron mi cuenta otra vez en números rojos, pero una vez mas, una vez menos…
Siento que he pasado tantas veces por el “recomenzar”, han sido tantas veces las que me he vuelto a poner de pie una y otra vez, que no deja de sorprenderme el gozo que se genera en mi alma ante la expectativa del porvenir, del quizás, del tal vez y de esa certera esperanza de que esta vez si las cosas van a salir bien.
El sol, el aire, el año nuevo, las festividades mas que las fiestas, mi tranquilidad, mi mente y mi cuerpo me anuncian buenas nuevas, la fe se hace presente como los fuegos de artificio que brillaran en los cielos esta noche con un resplandor, una calidez y una luminosidad que lleva ya varios días brillando en lo mas alto de mi cielo y que aparentemente no se disipa con el humo de la explosión, pese a los nubarrones y las tempestades que acabo de pasar.
Vibro en éxtasis a la expectativa de lo que esta por venir, rebosa mi alma de alegría por esas pequeñas cosas que espero recuperar para compensar de alguna forma esa historia que perdí y que ya nunca mas va a ser.¿Qué los pesos escasean? Cierto, pero ya lo dice mi abuela: “Dios proveerá, Dios proveerá”

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