Caliedoscopio



La escritura es mi vía de escape, mi forma de pedir auxilio o de liberarme si se quiere, sin embargo, hoy por hoy, estoy hecho un asco, completamente bloqueado, no puedo escribir; hay tanto que quisiera decir, sin embargo las palabras se amontonan en mis dedos y se enredan en mi cabeza.
No encuentro razones ni coherencia y hasta parece que las letras del teclado se movieran a propósito para confundirme aun mas, obligándome a corregir y releer todo dos veces.
Sin trabajo desde el 28 de enero y en casa de mis papas hasta finales de febrero para luego retomar, el mismo trabajo que deje, el primero de marzo, eso si Dios no dispone otra cosa, por que hasta no ver nada firmado…
Con un montón de proyectos en estado de espera e incertidumbre por no saber a ciencia cierta que me depara este 2007, que parece haber comenzado con el pie izquierdo. Lleno de ideas, de lecciones aprendidas demasiado tarde y con miedo a perderlo todo, todo lo importante al menos, como el lugar donde vivo y mis amigos, que en Santiago se habían convertido en mi familia, “la familia que uno escoge”, dicen…
En vista de ello, a improvisar:
No se, en estos momentos no se nada de mi en realidad, no se a donde voy, ni que va a ser de mi. El futuro se ve incierto e inhóspito y mi espíritu independiente se ve mancillado ante la posibilidad de depender nuevamente de alguien, de quien sea o de quienes sean.
Manos solidarias y preocupadas no me faltan, mis padres, mis amigos, mi abuela, mis hermanos, etc., pero nadie en realidad esta en mis zapatos, ni me puede brindar el apoyo que yo necesito. Me pesa nuevamente el encontrarme solo, con la diferencia de que si antes era por no tener a quien entregar lo que tengo para dar, ahora es por no tener con quien compartir mi carga.
¿Egoísmo? No, no lo creo en verdad, solo miedo, un miedo que me inmoviliza, que hace tiempo no sentía y en el fondo, bien en el fondo, fe, fe de que las cosas no pueden ser así, fe en que van a mejorar, fe en que Dios jamás te da algo mas pesado de lo que tus hombros pueden cargar, nunca ha sido de otra manetra, pero y si esta vez…
¿Qué pasa si ya se me acabaron los chances y la vida me esta pasando la cuenta por todo lo que no hice?
“Ahorra”, “Estudia”, “Termina algo” ¿Cómo pueden tomar tanto sentido en estos momentos palabras que en su momento eran lastres que no me permitían vivir?
“¿Cuál es tu vida?, ¿La de hoy o la de mañana?” Y fiel a eso viví, viví a concho, dejando en segundo plano todo lo que me hubiera asegurado un buen pasar ahora.
“Ahorra”, “Estudia”, “Termina algo” Como me hubiera servido en estos momentos haber seguido esos simples consejos, pero ¿habría valido la pena?
Me encantaría tener un cartón en que apoyarme en la vida, haber terminado una carrera o haber ahorrado y poder con ello solventarme estos meses inciertos, pero ¿habría valido realmente la pena? ¿Seria yo de no haber conocido a Ricardo y haber dejado todo por ir tras el a Pto. Varas?, ¿Si hubiera terminado Derecho y hoy fuera el abogado que todos esperaban que fuera sin importar lo que yo quería? Respecto al ahorro, si, podría haberlo hecho, me habría servido, pero nunca se dieron realmente las condiciones para ello y cuando me cuestione la pronta venida de las vacas flacas, siempre me dije que Dios proveería, así que tampoco es que de terco no lo hiciera.
Excusas, excusas, me doy solo excusas que no son más que una forma de gritarle al mundo que me merezco otra oportunidad. Excusas a falta de la explicación que nunca me llego y que me ha obligado desde siempre a soportar situaciones que jamás me plantee y a tomar decisiones que hubiese querido nunca verme en la circunstancia de tomar, no digo que me arrepienta de ellas, pero como me hubiera gustado no haber tenido que tomarlas y vivir la apacible vida de los afortunados.
Aparentemente el problema es de fe, es eso lo que mas me escasea, y es que como nunca creí salir del lugar donde trabajaba, ahora dudo hasta del volver y el estar sin saber nada no ayuda mucho.
¿Comenzar de cero? Puedo hacerlo, ya lo hice una vez y me llena de orgullo, es solo que ya no tengo los 24 años que tuve, ahora son casi 30 y aunque parezca una estupidez, en esta sociedad pesa esa diferencia.
En fin, mi cabeza es un torbellino, mi vida no tiene en estos momentos ni patas ni cabeza, solo me queda dejarme llevar. Que sea lo que Dios quiera.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
queremos más textos tuyos. Es mucho tiempo en el silencio
Mauro t
Anónimo ha dicho que…
tendrás tus motivos para el silencio. ME gustaba leer cada cierto tiempo tus impresiones. TE mando un abrazo wherever you are
maurot

Entradas populares de este blog

La Blanca Navidad llega…

Berta

“Orgasmo” o “Fragmento de una conversación picara”