"Adios te digo, y me siento mi peor enemigo ..."
Al Pollo (Enrique) lo conocí hace mas de dos años, cuando yo era el novio de Pancho y el era su colega y amigo que me miraba distante y constante cada vez que me aparecía por su trabajo, para llevarme a Francisco al Bellavista a tomar cervezas y así apalear los treinta y tantos grados del verano.
Me reencontré con el hace poco mas de mes y medio en la disco, cuando su amiga se me acerco y nos presento diciendo “tu le encantas a mi amigo” y yo, que le vi cara conocida, pero sin recordar de donde, no pude hacerme el desentendido y me quede bailando a su lado y hablando de nada, hasta que se acerco suave y me dio un beso, que termino en un taxi, que termino en mi cama y en visitas reiteradas que mezclan cine, música, fotografía, comida y sexo…
El pollo tiene 26 años y esta habido de aprender, absorbe como una esponja y pregunta acerca de todo con un interés que me enternece al recordarme a mi mismo a mi llegada a Santiago. En la cama, es arcilla ansiosa de ser moldeada, que se entrega sin complejos y con confianza, pero, sin embargo, debo reconocer que pese a sus ganas de llegar a algo mas, yo no puedo ofrecérselo, y es que he sido tantas veces el protector y tantas otras el protegido en las relaciones que he emprendido, que a estas alturas lo que busco es un compañero que camine conmigo a la par y no a quien llevar de la mano o quien me lleve a mi.
En ese escenario apareció Luís, que con sus 27 años y sus dos pies bien puestos sobre la tierra me propone el pacto de caballeros de probar que tal nos va al conocernos jugándonosla a concho y que con sus actos me ha devuelto la fe en que hay gente en la misma parada de uno.
Como quiero hacer las cosas bien, considerando que salvo mi persona entera no tengo mucho mas que ofrecerle a Luís y que aprendí de la vez en que jugué a dos bandas y termine haciéndole daño a mi querido Manuel; prefiero hablar con el Pollo y ofrecerle mi cariño de un modo mas platónico, tazando la posibilidad de darle mi apoyo desde un plano igual de cercano, pero menos intimo.
Supuestamente esta noche es la conversación en la que le tocare el tema, buscando un escenario propicio en el que pueda alejarlo lentamente de mí, tratando de causarle el menor dolor a su ilusión rota y de sentir yo la menor culpa por no poder mandar en mi corazón.
Ay Gonzalo, como te entiendo hoy en esos días en que te pedía amor y tu simplemente no me lo podías dar de la forma en que yo quería y las cosas por las que he tenido que pasar para poder ponerme en tu lugar…
Se que con el tiempo el Pollo lo va a entender y en el ultimo de los casos va a agradecer mi sinceridad, se que no me voy a arrepentir de mi decisión, por mas que mi cuento con Luis no llegue a buen puerto, pues de otro modo solo hubiese hecho a Enrique perder el tiempo y quizás la oportunidad de conocer a alguien que lo quiera como el lo desea, pero también se que voy a extrañar su sentido del humor tonto, su ternura ingenua y esa forma de mirarme que me derrite y me hace abrazarlo fuerte y besarlo en la frente…
Me reencontré con el hace poco mas de mes y medio en la disco, cuando su amiga se me acerco y nos presento diciendo “tu le encantas a mi amigo” y yo, que le vi cara conocida, pero sin recordar de donde, no pude hacerme el desentendido y me quede bailando a su lado y hablando de nada, hasta que se acerco suave y me dio un beso, que termino en un taxi, que termino en mi cama y en visitas reiteradas que mezclan cine, música, fotografía, comida y sexo…
El pollo tiene 26 años y esta habido de aprender, absorbe como una esponja y pregunta acerca de todo con un interés que me enternece al recordarme a mi mismo a mi llegada a Santiago. En la cama, es arcilla ansiosa de ser moldeada, que se entrega sin complejos y con confianza, pero, sin embargo, debo reconocer que pese a sus ganas de llegar a algo mas, yo no puedo ofrecérselo, y es que he sido tantas veces el protector y tantas otras el protegido en las relaciones que he emprendido, que a estas alturas lo que busco es un compañero que camine conmigo a la par y no a quien llevar de la mano o quien me lleve a mi.
En ese escenario apareció Luís, que con sus 27 años y sus dos pies bien puestos sobre la tierra me propone el pacto de caballeros de probar que tal nos va al conocernos jugándonosla a concho y que con sus actos me ha devuelto la fe en que hay gente en la misma parada de uno.
Como quiero hacer las cosas bien, considerando que salvo mi persona entera no tengo mucho mas que ofrecerle a Luís y que aprendí de la vez en que jugué a dos bandas y termine haciéndole daño a mi querido Manuel; prefiero hablar con el Pollo y ofrecerle mi cariño de un modo mas platónico, tazando la posibilidad de darle mi apoyo desde un plano igual de cercano, pero menos intimo.
Supuestamente esta noche es la conversación en la que le tocare el tema, buscando un escenario propicio en el que pueda alejarlo lentamente de mí, tratando de causarle el menor dolor a su ilusión rota y de sentir yo la menor culpa por no poder mandar en mi corazón.
Ay Gonzalo, como te entiendo hoy en esos días en que te pedía amor y tu simplemente no me lo podías dar de la forma en que yo quería y las cosas por las que he tenido que pasar para poder ponerme en tu lugar…
Se que con el tiempo el Pollo lo va a entender y en el ultimo de los casos va a agradecer mi sinceridad, se que no me voy a arrepentir de mi decisión, por mas que mi cuento con Luis no llegue a buen puerto, pues de otro modo solo hubiese hecho a Enrique perder el tiempo y quizás la oportunidad de conocer a alguien que lo quiera como el lo desea, pero también se que voy a extrañar su sentido del humor tonto, su ternura ingenua y esa forma de mirarme que me derrite y me hace abrazarlo fuerte y besarlo en la frente…
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