Verguenza




Tengo vergüenza de mi boca triste
de mi voz rota y mis rodillas rudas;
ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.
(Gabriela Mistral)

A veces quisiera ser bello, tan hermoso que no pudieras quitar tus ojos de mí. Ser elegante e ingenioso, que mis gestos fueran graciosos, mis movimientos estudiados y mis palabras sabias e interesantes para nunca aburrirte.
Quisiera estar siempre de buen humor y así alegrar tus días; que mi risa fuera música jovial al son de la cual tú bailaras, que mi frente fuese lisa y que mis ojos no se achinaran al perderse en los tuyos.
Quisiera que mi mente, mi boca y mis gestos estuvieran tan bien sincronizados como en una escena de esas viejas películas que tanto me gusta ver, que mi porte fuera imponente, mi andar seguro y mi cabeza alta, que mis caricias fueran perfectas y mis besos dulces, quisiera ser así, pero no lo soy.
Yo soy brusco y lerdo, mi risa es hueca, mis palabras escandalizan, y mis movimientos son torpes; y si a eso sumamos un corazón cansado…
Yo soy tantas cosas, tantas cosas comunes y corrientes que nadie quiere, pero si te pararas un segundo y te atrevieras a ver mas allá de aquello, sin necesidad de que medie compromiso o atadura, tal vez, solo tal vez te darías cuenta de que, si me lo permites, puedo llegar a ser todo lo que necesitas para ser feliz…

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